Límite ciudad-campo, la propuesta genera un entorno construido para integrarse en el paisaje. Se toma como referencia la escena natural de perfiles superpuestos de la cuenca de Pamplona. La forma lineal del volumen generado, consecuencia de las condiciones de la parcela y la organización funcional, se escalona en diferentes alturas, al igual que ocurre en los fondos solapados de los campos, colinas y montes.
La transparencia buscada permite que la vista atraviese el edificio, evitando generar barreras. La parcela se organiza en capas lineales de funcionalidad progresiva, de público a privado, desde la autovía hacia el fondo. Se generan dos viales de acceso de doble dirección, uno para vehículos particulares, y otro exclusivo para profesionales. El primero discurre paralelo a la autovía, alimentado las bolsas exteriores de aparcamiento, que quedan ocultas bajo el talud del vial y el arbolado diseñado, limitando su impacto visual. Entre el aparcamiento exterior y el edificio, sobre el área de defensa de las tuberías de abastecimiento, se diseña un parque lineal, continuidad del entorno agrícola, que contiene también las balsas de retención de aguas pluviales.
Este parque enlaza con los recorridos peatonales y ciclables provenientes de los puentes que cruzan la autovía desde la ciudad, manteniendo la red de caminos existentes conectada. Al fondo del
mismo, aparece el edificio. Su transparencia en plantas bajas posibilita apreciar la continuidad del terreno natural. El vial desdoblado exclusivo para profesionales permite implantar al fondo, protegidas por el edificio, las superficies exteriores de uso privado. Se mejora así la funcionalidad de las circulaciones, evitando cruces entre vehículos públicos y privados.
También, la imagen del conjunto, libre en la escena frontal de zonas de servicio y de vallados de seguridad, ya que el propio edificio ejerce de límite.
Además de la conexión con la rotonda de acceso, se grafía una posible nueva acometida a la autovía al norte, en una zona ya prevista para la ejecución de rotonda y puente, con dimensiones de calzadas más acordes al tráfico generado en el solar, mejorando la conectividad rodada.
Las zonas blandas de urbanización albergarán especies tapizantes y arbóreas integradas en el entorno, de poco mantenimiento, sin necesidad de riego. Las aguas de lluvia seguirán su curso natural actual. Se han mantenido, con ligeros cambios, las escorrentías y regatas existentes, conexionándolas con balsas de retención integradas en el parque. En las balsas se plantarán especies de ribera.
Los edificios proyectados albergan todo el programa requerido, con cierta holgura espacial que permite desarrollos arquitectónicos variados dentro del esquema planteado. La relación entre los usos de los edificios sigue el planteamiento del pliego. Se opta por limitar la huella del conjunto en el terreno, mediante un trazado lineal estrecho que crece en altura, sin grandes excavaciones.
Además de resultar menos agresivo con el medio (ocupación de suelo, movimientos de tierras, alteración de la hidrografía), reduce la inversión económica.
Se garantiza la posibilidad de desarrollo en fases, tanto de la urbanización como de la edificación. Cada uso cuenta con todo su programa desarrollado en un fragmento transversal del conjunto lineal. Conforme se vayan desarrollando los edificios, éstos quedarán conectados entre sí mediante recorridos internos y externos protegidos.