A los cuatro sabores clásicos (dulce, salado, amargo y ácido), se les unió un quinto sabor, denominado “umami”, sabroso en japonés. De difícil definición, es una cualidad de alimentos complejos, y supone un paso más allá de los valores clásicos de la alimentación tradicional occidental.
Traducido a la arquitectura, aportar “umami” supone la búsqueda de cualidades de difícil definición, que aporten algo más allá de la concepción clásica de los edificios.
Tal y como decía Javier Carvajal, “la arquitectura siempre debe dar “más”.
¿Qué es ese “más”? Quizá el ejemplo gastronómico del “umami” pueda acercarse a ese concepto. Se trataría, en todo caso, de la búsqueda de cualidades que, más allá de los conceptos básicos (firmitas, utilitas, venustas), supongan una mejora en la calidad de los espacios habitados.